Facfolc


Gran trabajo físico, visual e interpretativo sobre un combatiente de la guerra de las Malvinas

Obras sobre la guerra de las Malvinas hubo muchas y, por fortuna, bastante diferentes entre sí. Facfolc no se parece ni un poco a ninguna de ellas. Es una sorpresa esta puesta en escena de Fernando Locatelli que llena al espectador de imágenes, sonidos y voces que lo dejarán modificado al abandonar el teatro, sin lugar para el golpe bajo. En un espacio escénico cubierto de tierra se mueven tres excelentes actores (Guido Díaz, Cristian Aguirre y Guillermo MacDonell) que interpretan a un mismo personaje: Antonio. A través de un relato multiplicado y fragmentado, distintas etapas de su vida o su muerte retratan su historia como joven conscripto que se ve obligado a luchar en la guerra de las Malvinas. Así se suceden escenas que se vuelven testimoniales estampas de nuestro pasado durante la dictadura militar. Sus primeros años de adolescencia frente a un país en el que desaparecía gente mientras se gritaban goles, donde una madre despide resignada a su hijo que parte a la guerra bajo un manto de dolor, o de un grupo de pibes que comprende de golpe lo imprescindible de la amistad y el compañerismo..., horas antes de una muerte violenta también en conjunto. Cartas que vuelan, oficiales que piden lagartijas, novias que se vuelven pasado, jingles que hoy se vuelven impúdicos.

Hay un excelente trabajo físico y coreográfico de Julie Cristal que no sólo crea imágenes bellas, sino que fortalece lo interpretativo y lo dramatúrgico. Este gran equipo comandado por Locatelli concibe una sinfonía de emociones, sensaciones que evitan el lugar común y sorprenden simplemente por el valor de la palabra, del hecho teatral, de la imagen.

En la misma sintonía, un trabajo de musicalización e iluminación. Corresponde volver a destacar el trabajo actoral de estos tres intérpretes sobre los cuales hay que poner especial atención. La energía justa, la verdad necesaria, la entrega absoluta en pos de una de esas obras que son necesarias y obligadas de ver para mantener viva nuestra memoria.

Fuente: La Nación

Sala: Kowalski Club de Cultura, Billinghurst 835 / Funciones: sábados, a las 22.30

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